Con la triste languidez de los ojos | Giorgio Orelli

Ni blanco ni violeta

 

Nada más pido. Contemplar el cielo

que transfigura mi tierra.

Lejos

de los encantadores lugares de la náusea

donde es fría el alma,

similar a un crisantemo

ni blanco ni violeta.

Né bianco né viola  

 

Nulla più chiedo. Contemplare il cielo

che trasfigura la mia terra.

Lontano

dagli incantevoli luoghi di nausea

dove l’anima è fredda,

simile a un crisantemo

né bianco né viola.          

A una niña que ha regresado a su mar  

 

Te diré, Grazia, que

puedo pensar en cabras,

en tardes que se deslizan a lo largo de los lomos

curvos de las vacas en los pastizales.

Cuánto tiempo lleva cerrada

la habitación donde he grabado mi nombre

sin soberbia,

escrito mis primeros versos. Quietos los bultos

del techo, que tiempo atrás eran ojos.

Muertas las viejas tías.

                                        Pero los arroyos tienen en los bordes

de su canto el verde más joven.

Y rayo tras rayo

puedo sentir asentarme

en esta hora sobre el cuerpo y no me quejo

si como un viejo resueno a eso por dentro.

Con gusto perdono

al viento y en un exiguo prado

me detengo a recordarte

a ti, que inmersa en la hierba me gritabas:

“Mira, estoy nadando en el mar”.

A una bambina tornata al suo mare  

 

Ti dirò, Grazia, che

posso pensare a capre,

a sere scivolate lungo schiene

curve di vacche ai pascoli.

Da quanto tempo è chiusa

la stanza dove ho inciso il mio nome

senza superbia,

scritto i miei primi versi. Fermi i groppi

del soffito, che un tempo erano occhi.

Morte le vecchie zie.

                                     Ma i ruscelli hanno agli orli

del loro canto il più giovane verde.

E raggio insieme a raggio

del sole posso sentire posarmi

in quest’ora sul corpo, e non mi lagno

se come un vecchio dentro ne risuono.

Volentieri perdóno

al vento e in un esiguo prato

m’arresto a ricordare

te che immersa nell’erba mi gridavi:

“Guarda, nuoto nel mare”.

De enero  

 

Pienso en el invierno de este pueblo.

Habitación blanca, huerto solitario, fruto desnudo.

Olvídate de los pájaros, los hilos, las ramas.

De roble las hojas, tan pardas,

si un soplo las traspasa parece crujir:

aquella que de eso ha hablado está ya lejos.

Pienso en la nieve muy sucia, y mientras tanto huye

este reo tiempo[1], el cielo se vuelve blanco.

Contra el ojo impregnado de esclerótica

la banderola no se mueve más.

Di gennaio  

 

Penso l’inverno di questo paese.

Bianca stanza, orto solo, frutto nudo.

Scordarti dagli uccelli, i fili, i rami.

Di rovere le foglie, così brune,

se un soffio le trascurre come scricchiano:

colei che ne ha parlato è già lontana.

Penso la neve sozza, e intanto fugge

questo reo tempo, il cielo si fa bianco.

Contro l’occhio pervaso di sclerotica

la banderuola non si muove più.

A mi mujer, en el campo  

 

Del fondo de la vasta cuenca,

boca arriba cerca de un agua impaciente

por alejarse del viejo glaciar,

ahora que los viandantes de brazos tatuados

han retomado el camino hacia el paso

podemos mirar las vacas.

Pocas han subido a la cima del acantilado y cuelgan

sin hambre ni sed,

las otras demoran a media costa

donde con seguridad hay hierba

y sin chocarse, con laboriosos tirones,

pastan; hasta que una

levanta su cabeza como tronco hacia el cielo,

muge a una nube quieta como un barco.

Y llegan niños con ramas que no usan,

ángeles del bullicio inevitable,

y de pronto dos vacas echan a correr

con toda la triste languidez de los ojos

que crecen hacia nosotros.

Pero tú desde lejos, no te asustes, no asustes

al hijo que en ti madura.

A mia moglie, in campagna 

 

Dal fondo del vasto catino,

supini presso un’acqua impaziente

d’allontanarsi dal Vecchio ghiacciaio,

ora che i viandanti dalle bracce tatuate

han ripreso il cammino verso il passo,

possiamo guardare le vacche.

Poche sono salite in cima all’erta e pendono

senza fame né sete,

l’altre indugiano a mezza costa

dov’è certezza d’erba

e senza urtarsi, con industri strappi,

brucano; finché una

leva la testa a ciocco verso il cielo,

muggisce ad una nube ferma come un batello.

E giungono fanciulli con frasche che non usano,

angeli del trambusto inevitabile,

e subito due vacche si mettono a correre

con tutto il triste languore degli occhi

che ci crescono incontro.

Ma tu di fuorivia, non spaventarti,

non spaventare il figlio che maturi.

En el “día” 25 de febrero de 1971 

 

Domenico Brutto el loco que en la clínica médica

de la Universidad

ha asesinado al hijo y a la cuñada

herido a seis personas ha sido

capturado

en Recco a trece horas del drama

                                                         Helo ahí

maniatado

llevado a la cárcel

                       En la página

cuatro leo sobre cinco jóvenes

paduanas que acabaron con el auto en un canal

de irrigación

Han muerto con el disfraz más bonito

mientras iban al baile de fin de Carnaval

Nel “giorno” del 25 febbraio 1971  

 

Domenico Brutto il pazzo che nella clinica medica

dell’Università

ha ammazzato il figlio e la cognata

ferito sei persone è stato

catturato

a Recco a tredici ore dal dramma

                                                          Eccolo

ammanettato

portato in carcere

                           A pagina

quattro leggo di cinque ragazze

padovane finite con l’auto in un canale

d’irrigazione

Sono morte con l’abito più bello

mentre andavano al ballo di fine Carnevale 

Nebelzone[2]  

 

Al regresar la patria

ya no olía

a estiércol, la calle resplandecía

de mica y en la niebla estabas tú

que pasaste junto a nosotros

con un jocoso camión

de juguetes amarillos, rojos, azules.

Nebelzone

 

Al ritorno la patria

non odorava più

di letame, la strada luccicava

di mica e nella nebbia eri tu

che ci passasti accanto

con un lepido camion

di giocattoli gialli, rossi, blu.          

Desde hace muchos años

 

Desde hace muchos años mi padre

no tiene sed.

O tal vez todavía le dura.

“Me bebería el universo”, decía en la época del heno.

Era cierto una sed exagerada,

una cosa como del canto XXX

del Infierno o del XIII de

Jerusalén Liberada.

 

No puedo imaginarme a mi padre

en ninguno de los reino llamados

“de ultratumba”, no sé hasta qué punto

la sed tenga que ver con eso, aquella sed suya

de sheriff acechado por los cansancios mortales

hacia la hora de la cena,

cuando era mejor no ir a su encuentro,

no pedirle nada, dejarlo descansar.       

Da molti anni  

 

Da molti anni mio padre

non ha più sete.

O forse dura tuttavia.

“Io berrei l’universo” diceva al tempo del fieno.

Era certo una sete esagerata,

una cosa da canto trentesimo

dell’Inferno o tredicesimo

Della Liberata.  

 

Non so figurarmi mio padre

in nessuno dei regni cosiddetti

d’oltretumba, non so fino a che punto

c’entri la sete, quella sua sete

di scheriffo insidiato da stanchezze

mortali verso l’ora di cena

quando era meglio non venirlo a trovare,

non chiedergli nulla, lasciarlo riposare.

La cháchara  

 

Mientras el Eyjafyallajökull[3]

cubría de cenizas los cielos,

dirigiéndose al Papa un cardenal

declaraba: “el pueblo de Dios

no se deja ciertamente impresionar

por la cháchara del momento”.

Sin tener en cuenta a los doscientos

niños sordomudos abusados.

Il chiacchiericcio  

 

Mentre l’Eyjafyallajökull

copriva di cenere i cieli,

rivolgendosi al Papa un cardinale

ha dichiarato: “Il popolo di Dio

non si lascia di certo impressionare

dal chiacchiericcio del momento”.

Senza contare i duecento

abusati fanciulli sordomuti.

*Traducción del italiano y notas de Reinhard Huaman Mori

 

[1] Ugo Foscolo, “Alla sera”.

[2] “Zona de niebla”, título original en alemán. 

[3] La última erupción del volcán islandés Eyjafyallajökull se produjo el 19 de abril de 2010 y sus cenizas llegaron a cubrir un área de miles de kilómetros cuadrados, provocando una interrupción del tráfico aéreo y casi 100 000 vuelos cancelados en territorios europeos. A contrapartida, la disminución del tráfico aéreo ocasionó a su vez una reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero de aproximadamente 2,8 millones de toneladas de dióxido de carbono.

 


Giorgio Orelli

Giorgio Orelli

[Airolo, Suiza, 1921 - Bellinzona, Suiza, 2013] Fue un poeta suizo en lengua italiana. Estudió en la Universidad de Friburgo donde fue discípulo del filólogo románico Gianfranco Contini. Su poesía sigue la línea contemplativa y reflexiva marcada por el hermetismo italiano, aunque con un férreo sentido de la realidad y de los "objetos" que hay en ella. Entre sus poemarios destacamos L'ora del tempo (1962), Sinopie (1977), Spiracoli (1989), Il collo dell'anitra (2001).

 

Esta es la primera vez que se publica la poesía de Giorgio Orelli en español.

Reinhard Huaman Mori

[Lima, Perú, 1979] Ha publicado los poemarios el Árbol (2007) y fragmentos de Fuego* (2010), así como la plaquette de poesía Ella (12 secuencias) Isabel Archer (2015). Sus poemas sueltos y dispersos aparecidos previamente en revistas, diarios y antologías han sido reunidos y publicados en el volumen titulado E·C·O·S (2019). Fue director de la revista Ginebra Magnolia.

 

Actualmente, es el OJO izquierdo de esta revista.

 

 

reinhard huaman mori