¡Venga, más aguardiente! Li Bai 李白: La modernidad del Inmortal | Gabriel Torres Chalk 玄德

Escanciar la modernidad. Apurar hasta la última gota. Lo que queda es la vivencia. Ésta se convierte en tradición. Porque la tradición no es un conjunto de reglas. Se hilvana a cada instante. La genialidad permanece. Es inmortal. Beber la modernidad. Cargar el arco y disparar la flecha al tigre. A la mañana siguiente Li Bai descubre que ha atravesado el corazón de una roca. La roca es la inmortalidad.

 

Expresar: “seis dragones sobrevuelan diez mil torrentes” (“Subo al Monte Tai I”) con la naturalidad de calzarse las zapatillas para salir a caminar. La inserción de lo mágico en lo cotidiano. No es tanto un recurso literario, sino una forma de ver el mundo. Tal vez debiéramos decir una forma de vivir. Es un permanente peregrinaje. Es una permanente ascensión. Un peregrinaje a tu montaña interior: “En las huellas de caballos que rodeaban las cimas azuladas, / sólo crece ahora el musgo verde jade” (“Subo al Monte Tai I”).

 

Beber una copa de “nubes flotantes”. No es un verso escrito en el siglo XXI. Es una imagen del siglo VIII. Recordemos que en chino el concepto que designa la idea de “inmortal” está compuesto por “persona” y “montaña”: 仙 (Xiān). Ambos se encuentran íntimamente enlazados por la energía y el equilibrio de contrarios: es la armonía de la acción y la contemplación, el movimiento y la quietud. El poeta nos hace compañeros de camino.

 

Subir al Monte Tai. En China, en general, el concepto de montaña es sagrado. El Monte Taishan se alza al este de la península de Shandong. Desde allí los valles se desarrollan por la planicie hacia el mar. Ha sido considerada como la cúspide de las cinco montañas sagradas del país. Los Emperadores reciben allí del Cielo la orden de gobernar. Fue espacio fundamental de las corrientes taoístas. Templos, pagodas y hermitas se distribuyen a lo largo de sus senderos y acantilados. El Monte Tai no sólo se caracteriza por una belleza sublime, sino por estar imbuida de una energía potente que lo ha convertido en compendio del espíritu religioso y filosófico de China. El Confucianismo, el Taoísmo, el Budismo, son honrados en sus templos. El ascenso es un peregrinaje interno al lugar sagrado de la China milenaria y de la moderna también. El Valle del Sutra de Piedra consiste en una lengua de roca —la Lengua de Buda— descendiendo inmensa por un valle donde está grabado el Sutra del Diamante. Todo ello contribuye a la identificación de lo sagrado como una forma de íntima relación entre la naturaleza y los seres.

 

Los dragones existen. Se pueden ver desde la Cumbre de la Contemplación del Sol o desde el Puente de los Inmortales en el Monte Tai. Sólo hay que mirar con el corazón. Recuerda que según el Dào, la razón y la lógica no dejan “ver”. Una vez que traducimos nuestras sensaciones a la palabra, el Dào se diluye entre los dedos. Por ello necesitamos de la poesía. La intuición. Formas alternativas de conocimiento. Li Bai eligió la naturaleza, las montañas sagradas y los valles del Río Yangtze. El agua y la montaña están contenidos en el concepto de corazón: corazón, mente, espíritu: “brillante amanecer, monto mi ciervo blanco, / sin detenerme subo a la montaña de la Puerta Celeste” (“Subo al Monte Tai II”).

 

Decir que en el vino o licor ocurre algo es decir que en el poema ocurre algo porque —léase literalmente o metafóricamente— ambos están vinculados al proceso de transformación espiritual. Literalmente: 酒 Jiǔ (alcohol o aguardiente). El aguardiente como licor de vida canaliza esta experiencia vital configurado en signo. Esto se debe a que el signo es Yīn y es Yáng: el signo es Vacío. Tal como aventura Roland Barthes, hay una falta de lógica en el itinerario del signo. Podemos decir que esa falta de lógica es Vacío y precisamente porque es Vacío podemos peregrinar por sus valles y montañas. El caracter chino es un pasaje y un paisaje. Es un transitar por la utilidad de lo inútil. La Montaña Vacía de Wang Wei, por ejemplo, puede llenarse con nuestro espíritu. Pero para ello debemos previamente vaciarnos de lógica. Esto requiere de un proceso. Pero una vez conseguido, podemos acceder a la línea interna de las cosas, de los seres, podemos acceder al mito y a la magia. La armonía. Este pasaje es necesario para poder percibir la energía de las rocas. En algún pico de ese pasaje, de ese caracter, de ese poema, viven los dragones.

 

Beber una copa de aguardiente es beber el signo aguardiente. Es una metapoética. Alcanza diversos niveles de significación del caracter y por tanto de la idea que se hace tangible. En Japón también es Aware. Es la belleza de lo efímero. Es la belleza de lo efímero en tu corazón/mente. Es intraducible. A veces es una bofetada de belleza. No sabes de dónde viene. A veces cuelga del aire en hilos invisibles que has podido ver un instante. Y aunque es efímero, permanece. El sonido de un pájaro que se hace visible: “Por azar encuentro a un joven inmortal, / abundante cabellera, dos trenzas de nubes” (“Subo al Monte Tai III”).

 

Beber el elixir de la inmortalidad. Es trascender el cuerpo como en estado meditativo. La acción no acción: Wú Wéi. Es la alquimia de la acción interna. Autoabandono no es tanto ser otro, sino dejar de ser o un salir afuera de sí para unirse con lo múltiple, con el todo: “Me senté a beber sin percibir el crepúsculo / los pétalos caían hasta cubrir los pliegues de mi túnica / ebrio, me incorporé y fui al arroyo bajo la luz de la luna. / Los pájaros volaron y escasos hombres quedaban” (“Autoabandono”). Encuentro aquí la traducción del título de C. G. Moral muy acertada. El título es literalmente: 自遣 ZìQiǎn. Es decir, fuera de uno mismo. Esa trascendencia es la sensación de vacío y plenitud que recorre el cuerpo transformado en ser-nube o en corriente de agua. Un éxtasis de vida que muchos confunden con borrachera o con delirio y locura. Así el vino, aguardiente o el licor son también metáfora de la trascendencia desde la inmersión del instante. Ese otro-trascendido experimenta la disolución de la razón, de la mente, y se abandona al fluir de la existencia.

 

Visualizar los pétalos que descienden. Es un despertar. Es el equivalente al despertar de la mente de Buda. Esa escena conlleva todo el simbolismo de la trascendencia de un acto cotidiano, sencillo. Consiste en vaciar la mente para la consecución de la iluminación. Una flor madura, pétalos que caen, es la culminación del proceso de floración. El proceso consiste en ser primero rama, flor y después luz. 花 Huā es flor y 话 Huà es palabra. Palabra es la iluminación de una idea. Pronunciar una palabra es hacer la idea sonido. Son términos que tienen ese brillo y que culminan la transformación en el reflejo de la luna en el arroyo. Es una imagen hermosa.

 

El ser que observa. Progresivamente trasciende. El ser se une con la naturaleza desde el cuerpo trascendente. La conexión de la imagen no es explícita. Ahí radica el vacío. Esos son los hilos invisibles, línea interna de los seres, sugeridos en la creación poética. Es ShēnHuá: umbral al mundo espiritual.

 

Caminar hacia el río o hacia el arroyo. El arroyo está iluminado por la luna. Ahí radica todo su simbolismo. Es la iluminación del ser. Es el ojo iluminado de la conciencia y conciencia pura. Es el fluir con la naturaleza. Finalmente, todo está en silencio. Fuera de todo ruido. El ser ha trascendido la ilusión de su existencia. Es un espacio sagrado. La “luz de la luna” 明月光 y “observo la luz de la luna” 看月光 conllevan el caracter esencial Míng 明: iluminación. Tiene la connotación de “resonar con el Dào”. MíngXiǎng hace referencia a la meditación: iluminar la mente-corazón y el espíritu.

 

Invocar montaña y luna puede ser convocar una asociación clásica o moderna, pero lo que hace a Li Bai ir siempre un paso por delante es el carácter sagrado de la unión con la naturaleza: “Bebo por la mañana en el estanque de la Madre celeste, / por la tarde llamo a la Puerta del Cielo. Solo, abrazado a mi laúd de seda verde, me paseo de noche por la montaña azul. / La luna es clara, blanco el rocío; en la apacible noche, el viento enmudece entre los pinos” (“Subo al Monte Tai VI”). Paulatinamente se diluye la yoidad en la naturaleza y el sujeto se convierte en objeto en un proceso donde la naturaleza realiza la acción y es la voz como articulación del signo.

 

Trascender. Hay diversas formas de trascendencia. Debemos entender que 酒 Jiǔ actúa como catalizador, como píldora vital. En este sexto poema el poeta experimenta un proceso de trascendencia similar al del poema anterior. Este poema se carga de mayor simbolismo debido al carácter sagrado de los contextos del Monte Tai. Desde una expresión de la verticalidad agua/tierra, ser vivo, cielo, pronto encuentra la iluminación en la montaña azul. El simbolismo de los pinos incorporan el matiz de inmortalidad, relajación y retorno al hogar.

 

Subir al Monte Tai es convocar nuestros Tres Tesoros: Jīng, Qì, Shēn. Tres sustancias vitales prácticamente intraducibles a otros idiomas y por ello tan incomprendidos. El Shēn 神 se despliega entre el Cielo y la Tierra. El caracter 神 es fascinante. Su trazo izquierdo tiene que ver con la revelación y está asociado al futuro, al presagio y al espíritu. Tiene el matiz de atalaya o estar sobre algo: 上 Shàng. Los tres trazos verticales simbolizan las luces celestes: el sol, la luna y las estrellas. Shì 示 es el radical y está asociado a la sabiduría de los antiguos chamanes. Los trazos de la derecha del caracter Shēn 神 contienen la fonética del término. Su simbolismo más potente es el que configura la denominada Novena Rama Terrestre. Su Mansión Lunar reside en la región celestial del tigre blanco del oeste. Su Trigrama es Kūn: Tierra. Su Elemento es el Metal. Su dirección es suroeste. Corresponde al primer mes del otoño, es decir, cuando el verano comienza a menguar y su animal Tótem es el mono. Está relacionado con la consciencia y el pensamiento, así como como con la memoria, la creatividad y las emociones. Está vinculado al corazón 心 Xīn y estrechamente asociado a la vida, a la celebración, al crecimiento. Su Trigrama simboliza dejar atrás antiguos patrones y vieja energía para alcanzar una nueva forma de vida o de iluminación.

 

Expresar los colores es invocar energía. La numerología también. La geomancia. En el Taoísmo son patrones decisivos: “Los inmortales se pasean entre cumbres de esmeralda, / por doquier se escuchan canciones y flautas. / En la quietud disfruto del claro de luna, / los matices del verde se mezclan entre sí […]”. El color verde se asocia al este, al hígado y su animal totémico es el dragón. Tras el proceso de transformación espiritual el poema culmina con una potente y hermosa imagen: “Con el alba, desaparece todo de mi vista, / desfilan solitarias las nubes de cinco colores.” (“Subo al Monte Tai VI”).

 

Expresar estas experiencias vitales a través de la palabra poética es participar de la celebración de la vida a través de la transformación. Alquimia interna. El bastón-cetro, la calabaza-jugo vital, el pergamino-caligrafía, y el guqin-flauta, son los talismanes que permiten canalizar la energía del Universo en el sistema cosmovisionario taoísta. Así, el poeta, al compartir su transformación espiritual a través del signo poético, conecta el uno con lo universal tal como solicitaba Shi Tao en su Discurso sobre la pintura: “si el licor no gustara al cielo / no brillaría en el cielo la Estrella del Licor” (Li Bai. “Segunda Canción”).

 

Peregrinar bajo el rocío de noches templadas, frías, cálidas… todavía puedes encontrarte a Li Bai en lo alto del monte Taishan bebiendo la píldora de la inmortalidad de su calabaza y tocando la flauta, sabiendo que en este momento alguien le está haciendo inmortal.

 

INMORTAL CALIGRAFÍA
sello gabriel

鸟醉落对 自

还起花酒 遣

人步盈不

亦溪我觉

稀月衣暝

 

[“Autoabandono”: 自遣 ZìQiǎn. Caligrafía en versión vertical realizada por Gabriel Torres Chalk en Caligrafía Cursiva estándar de Zhong Qi y Li Bing]

 

 

*Dibujos de Gabriel Torres Chalk

 


GABRIEL baja

Gabriel Torres Chalk

Es Doctor en Filología por la Universidad de Valencia, Máster en Gestión Cultural por la Universidad de Alcalá de Henares, Especialista en la enseñanza de lenguas por la UNED, Maestro en el Arte de la Tinta sobre papel de arroz y ha sido profesor durante más de dos décadas. Tras un largo periodo ejerciendo como profesor universitario, dejó la vida académica para dedicarse a su vocación. Esta vocación puede resumirse en el vínculo entre las artes marciales internas y externas por un lado, y por otro las artes visuales, especialmente la tinta china sobre papel de arroz.

Ha estudiado tinta china y mejorado su técnica durante años con maestros chinos como Xiaohui Li de Nanjing y artistas del Distrito 798 de Beijing, maestros paisajistas de Huangshan y Guilin, así como con maestros chinos en Los Ángeles, California, y la caligrafía de los Talismanes junto al Maestro Zhongxian Wu.

Ha escrito numerosos libros relacionados con el arte y la literatura como Canibalismo Textual, La mirada de Aquiles, Mi ataúd abierto: Robert Lowell y la subversión de la elegía, Las manos de Onetti: una poética de trazados o la necesidad de ser otro, Imagen de Raúl Zurita: La vislumbre del Paraíso, La voz del manglar, Mallku, etc.

Ha sido finalista en prestigiosos premios de pintura como el International Florence-Shanghai Art Prize, exponiendo en la Biblioteca Pudong de Shanghai, así como en el Wison Art Museum.

Ha sido finalista del Premio BMW de pintura 2013 con una obra de tinta china en papel de arroz titulada Tres Tesoros. Ha expuesto en diversas ciudades como Madrid, Milan, Shanghai, Ibiza, en diversos centros y galerías.

Ha estudiado y practicado Caligrafía china, TàiJí y Qìgōng con maestros chinos en las ciudades de Beijing, Yangshuo, Huangshan, Taishan y Pingyao. Allí se inició en el arte del tallado de la piedra y los sellos, así como en la escultura en madera.

Realiza talleres de arte y Qìgōng, seminarios y meditaciones, como Huì Huà Qìgōng / Arte y Pintura Qìgōng: Resonar con el Dào (绘画气功), Un Viaje hacia la Alquimia de la Tinta China. Asimismo, ha estudiado Alquimia Taoísta con el Maestro Zhongxian Wu, con quien ha realizado retiros en China (Taishan) y Europa. Desde la formación y retiros Jing Dao bajo la tutela del Maestro Wu ha profundizado en la cultura y las artes (YiJing y la astrología), Qìgōng (Neigong), Fengshui, Taiji, y Meditaciones, desde el camino de una poderosa transformación personal. Ha sido el propio Maestro Wu quien le ha concedido el nombre chino de Xuán Dé: 玄德 Virtud Mística.