Devenir y consciencia (o no) en los procesos creativos colaborativos Borsos Lőrinc y Andrea Ladányi-Ákos Bánki | Kata Soós

Negarse a ser uno mismo, devenir otro (u otros). Esta parece ser la búsqueda y, por tanto, la aspiración creativa, del siglo. La obsesión. Escapar mientras se pueda. O peor, escapar aunque no se pueda. La alegoría de la actitud épica que padecemos desde que Platón nos metió en la caverna. La transformación, la deserción y disidencia o simple dejadez, descontrol, o consciente abandono frente a ser lo que se es, lo que se cree ser o lo que se dice que se es, frente a lo que nos rodea. 

 

La transformación, acto eminentemente complicado y traumático, resulta, a estas alturas, banal, ya que esta también ha devenido en tendencia. Evidencias de las fisuras de este capitalismo tardío que se manifiestan ahora en el individuo en masa, porque la sociedad hace tiempo que hace pus y apesta, pero , en especial, porque el conjunto se muestra inútil. La felicidad que compramos no nos resulta tan contenta y, por tanto, para encontrar otra hay que, en principio (y por principio), ser otro. No podemos cambiar la sociedad, John, más fácil puede ser transformarme a mí mismo. Y en estas estamos todxs, todes, todos, todas, tod@s: siendo alguna proyección que alguien alguna vez pudo haber imaginado. 

 

Para ilustrar esta tensión, presentamos, a continuación, dos experiencias colaborativas de artistas procedentes de Hungría (que no necesariamente húngaros): por un lado, el matrimonio János Borsos y Lilla Lőrinc, quienes trabajando estrechamente juntos se licuaron y condensaron en el ente-creador que componen (y descubrirán enseguida); por otro lado, la bailarina Andrea Ladányi y el pintor abstracto Ákos Bánki, quienes en escena experimentan la fusión de la pulsión creativa para producir, a través de la improvisación, actos inesperados e incalculados. Dos seres que devienen un ser creador o un ser que crea y cree. 

LM Hermoza

 

 

Borsos Lőrinc

Little Prick de Borsos Lőrinc

Borsos Lőrinc. Little Prick, 2014. Óleo sobre tela, 80x60 cm. Foto: Miklós Sulyok.

La identidad de la figura Lőrinc Borsos está constituida por dos artistas; por lo que su vida no puede evitar ni los conflictos interiores ni las contradicciones propias de esta situación. Para conservar y mantener esta identidad tiene que enfrentar desafíos importantes y constantes en su trabajo y vida personal. La narrativa que pone en escena la historia de su vida se forma a través de un discurso continuo. 

 

János Borsos y Lilla Lőrinc forman una pareja, tanto como artistas y como matrimonio. Se conocen desde la adolescencia, trabajan juntos, producen juntos, exponen juntos, se casan y construyen una interpretación sobre su trabajo juntos. Desde el inicio, esta dinámica de trabajo les plantea la problemática de definir al autor de sus obras. ¿Quién escribe? ¿Quién pinta? ¿Quién piensa, diseña, dirige?

 

Self Portrait de Lőrinc Borsos

Self Portrait (mask), 2018. Máscara impresa en tela. Detrás (o dentro) los artistas. Foto: Lőrinc Borsos.

 

Cuando tienen que exponer, titular sus obras, definir al autor, es cuando nace Borsos Lőrinc, formado con los apellidos de ambos: Lőrinc, apellido de ella que también es un nombre masculino muy común en magyar; y Borsos, apellido de él. Con el paso del tiempo, Lőrinc Borsos se construye y deconstruye varias veces a sí mismo.

 

Al principio, en los eventos públicos, usaban una máscara compuesta por un montaje digital de ambos rostros. Esto les permitía, asimismo, esconderse y ser esquivos al público. Con la máscara, pasaron a ser 1 en 2 y, con el tiempo, a dar forma a una personalidad, un carácter, que se apropia de ellos.

 

Lőrinc Borsos, conformado inicialmente por dos personalidades y metodologías de trabajo distintas, enfrenta su primer conflicto. Él, diseñador gráfico, más estructurado y con objetivos concretos. Ella, pintora, abierta al proceso creativo y de producción más libre. Con el tiempo, se hartan de estos papeles prefijados que se autoimponen a sí mismos de manera automática e irreflexiva e intentan conscientemente forzar las fronteras de esta forma de cooperación. En la actualidad, cada uno trabaja en cada fase del proceso creativo de manera más libre, espontánea y flexible. Superaron las tensiones del papel y dejan espacio para el proceso inconsciente e ideas espontáneas sobre las que posteriormente concientizan.

 

Censorship 1 & 2 de See No Evil, Hear No Evil, Speak No Evil, 2017
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Censorship 1 & 2 de See No Evil, Hear No Evil, Speak No Evil, 2017. Foto: András Király.

Serie censurada por el director del Colegio Húngaro de Viena antes de la inaguración de la exposición Real Hungary, cuidada por Vitus Weh.

 

Lőrinc Borsos empieza creando obras críticas, de temáticas políticas y sociales. Para esto usa símbolos y simplifica los motivos nacionales y tópicos de referencia. Son obras estrictas, muy estructuradas y controladas, con símbolos que hablan fácilmente al estar tan simplificados. Esto les otorga una facilidad de comunicación que les permite interpelar. Su obra See No Evil, Hear No Evil, Speak No Evil tuvo que ser descolgada del Colegio Húngaro de Viena en 2017, al ser censurada por el gobierno. Logró, entonces, integrar la lista, elaborada por Hyperallergic, de las 10 obras censuradas del año.  

 

Con ideas bien pensadas, símbolos simplificados e impactantes ―tal como sucede en publicidad―, su obra reacciona a las circunstancias políticas nacionales e internacionales del momento.

Lőrin Borsos, Pride Lobbie / Hungarian Lobbie
Lőrinc Borsos, Pride Lobbie / Hungarian Lobbie 2014

Pride Lobbie / Hungarian Lobbie, 2014. Acrílico sobre madera, 2 piezas, 20x30x5 cm c/u. Foto: Miklós Sulyok.

Su mundo está construido sobre la combinación de mensajes didácticos y directos influenciado por una experiencia comunitaria espiritual y psicodélica. Los dos pilares básicos de su obra son la visualidad, en forma de propaganda, comunicación religiosa y la cultura techno (rave, drugs, etc). Desde esta óptica no encontraremos nada extraño en el uso de la oscuridad y la luz que hace Lőrinc Borsos para aludir procesos inconscientes, interconectados con un nivel superior. La oscuridad, el color negro, es una herramienta para simplificar o cubrir elementos de la imagen, al mismo tiempo que para subrayar el mensaje. 

Lőrinc Borsos, Random Feature, 2016

Random Feature, 2016. Video, 720x576 Pal, 23'09". Foto: Miklós Sulyok.

Su pensamiento crítico deja la sociedad y gira hacia sí mismos, esta nueva focalización se manifiesta en la serie Önkritikus portrékhoz [retrato autorreflexivo]; para llevarla a cabo contaron con el apoyo de Gabor Szenteleki y de la curadora Kata Oltai. Este proyecto se concretiza en tres exposiciones paralelas. Lőrinc Borsos no queda satisfecho y continúa amalgamando su identidad a través de un proceso terapéutico psicoanalítico de año y medio. Las sesiones con la psicoterapeuta quedan registradas: terapia de pareja con el camarógrafo de invitado. Gracias a este proceso, se descubren a sí mismos como individuos y a la vez como una sola identidad. Para no afectar el resultado con sus recuerdos y emociones, dejan a un ordenador escoger el material registrado de forma aleatoria cada cierto tiempo por algunos segundos. Ellos identifican su proceso en esta nueva propuesta: el esmalte negro, constante en todo su trabajo es algo que fluye sin saber hacia dónde, tal como sus registros que ellos no controlan, dominan y desbordan el resultado, al punto de poder destruir el material. 

Lőrinc Borsos. Voyeur (LB feat. Master of the Embroidered Foliage) 2016

Voyeur (Lőrinc Borsos feat. Master of the Embroidered Foliage), 2016. Óleo, acrílico, lienzo, tabla de madera, 30x20x5 cm. Foto: Miklós Sulyok.

El esmalte industrial tiene, pues, un papel importante en la obra de Lőrinc Borsos ya que funciona también como un espejo, no se puede mirar en él sin ver algo que se refleja en la superficie. No depende ni de la forma ni de la superficie del color, siempre actuará como un espejo y dará una nueva capa/contenido a la obra, movimientos o destellos incluso; al mismo tiempo que cubre algo importante, que no quieren mostrar o quieren censurar, como dicta la tradición. 

 

La auto-reflexión, la colaboración continua y la interacción mutua impulsan a Lőrinc de manera imparable. Mientras que las obras integradas en contextos sociales se han caracterizado por la planificación, las obras que Lőrinc hizo después del largo proceso autocrítico tienen en cuenta el azar, la imprevisibilidad y las dificultades que surgen de todo ello. Sus obras son consecuencia de acciones y reacciones, donde Lőrinc Borsos corrige el proceso creativo una y otra vez, enmarca la forma que se escapa, la controla y detiene la pintura que se escurre o desvía su de camino. Recientemente los velos negros son quizás más indicativos de lo desconocido, más un misterio que de una falta o negación de algo. Se compara el comportamiento de la pintura de esmalte negro con su propia dinámica creativa: “Empiezas, pero no sabes en qué se convertirá.” 

 

El cambio constante también obliga a Lőrinc a renacer; de esta forma lo obliga a decir algo nuevo sobre sí mismo para poder mostrarse en nuevas obras. Sus objetos mágicos, ritualistas y fetiches son manifestaciones de su identidad actual o de su crisis de identidad actual. En su exposición más reciente, los objetos y formas afilados, duros y rígidos se alternan con translucidez y transparencia, con “la falta”  o ausencia como sujeto, con la fluidez de luz y con la luz reflejada.

Lőrinc Borsos, 3rd Shoe / Hermes Collection
Lőrinc Borsos, 3rd Shoe / Hermes Collection En colaboración con Daniel Hüttler (Another Name) 2018

3rd Shoe / Hermes Collection, en colaboración con Daniel Hüttler (Another Name), 2018. Nike Soldier cortado por la mitad, pintura esmaltada, espuma de poliuretano, tamaño variable. Foto: Dávid Biró. 

Lo que se suponía que debería mantenerse en pie o tendría que ser estable, estaba hundido, lo que estaba lleno ahora está vacío. El espectador tiene la impresión de que algo ha explotado: las cosas se han movido de lugar, han perdido sus cualidades esenciales y han sido dotadas de nuevas. Los objetos de la exposición perdieron sus funciones originales y se les han asignado nuevas tareas. 

 

A Lőrinc Borsos le gusta diseñar sus “instalaciones específicas del lugar”, construir sus objetos, instalaciones e imágenes para una ubicación concreta. Al entrar en su exposición vemos un texto en la pared en cuyo centro hay un gran cuadrado negro. El texto completo parece estar allí, pero no se puede leer. No está claro lo que había antes ni podemos interpretar lo que hay en ese momento, tampoco adivinar lo que se espera. La exposición nos lleva a un mundo suspendido: un estado de transición.

Lőrinc Borsos, Last Words en colaboración con Daniel Hüttler

Last Words en colaboración con Daniel Hüttler (Another Name), 2019. Mármol, photo transfer, esmalte, 2 piezas, 20 x 30 x 5 cm c/u. Foto: Dávid Biró.

Lőrinc Borsos, Oval Office, 2008

Oval Office, 2008. Óleo y esmalte sobre tela, 100x150 cm, Strabag Hungary Collection. Foto: FLASHBACK Studio.

El color  negro que ha dominado sus obras en los últimos años puede ser distinto en cada caso: pintura esmaltada, ser brillante o mate y profundo. 

 

La exposición Nonentity se inundó prácticamente de negrura. En este caso, el tinte de esmalte negro podría expandirse dependiendo de la alternancia específica de control consciente y liberación. La idea básica de la exposición es la historia del Job bíblico. Su historia explora las raíces de nuestro mundo caótico a través de la historia de un hombre impecablemente bueno. Job experimenta inesperadamente una serie de tragedias. Job, después de estar constantemente acosado, todavía no busca culpables. Su entorno, al contrario, lo hacía responsable de todo lo que había tenido que soportar. Puesto que Job no logra entender, se vuelve hacia Dios. En respuesta, el Creador aparece como un torbellino para mostrar su propia fuerza y ​​poder encarnado.

Lőrinc Borsos, Statue Of The Unknown God 2016
Lőrinc Borsos, Statue Of The Unknown God 2016

Statue Of The Unknown God, 2016. Ventilador, pintura esmaltada, cartucho, cable, lámina, sonido, luz de neón con efecto estroboscópico. Foto: Áron Weber.

Never Ending Sorry fue salpicada en la pared. Lőrinc Borsos puso pintura de esmalte negro en el ventilador del techo y stencil en las paredes con la frase. El ventilador salpicó de pintura las paredes. Donde hubo el stencil, permaneció blanco. 

Andrea Ladányi & Ákos Bánki

Andrea Ladányi & Ákos Bánki

Fotos: Gergő Borlai, Ákos Bánki y Homonyik Csilla.

Con un rodillo y un cepillo para lavado de autos, sobre un lienzo del tamaño del sueño de todo pintor: así empieza cada proyecto del pintor Ákos Bánki y la bailarina Andrea Ladanyi.

 

Ákos Bánki y Andrea Ladányi han trabajado juntos desde que ella experimentó, en primera persona literalmente, el poder o fuerza abrumadora de las bellas artes: la pintura y el color en su propia piel; puntualmente, durante la puesta en escena de una adaptación contemporánea de la ópera de Don Giovanni. Se asociaron e hicieron de las representación de pintura y danza parte de sus prácticas creativas. En 2013, en Barcelona, sentaron las bases de su cooperación. 

 

Sus actuaciones se realizan principalmente en espacios teatrales y expositivos. Su programa: presentado como el Programa Pin, un espectáculo de danza de todas las artes donde la danza, la música y la pintura se encuentran en un solo espacio. La figura central de la actuación es la bailarina Andrea Ladányi, quien muestra las escenas, los viajes y los sentimientos de su vida en constante movimiento en el espacio. Las escenas incluyen los hogares de Hungría, Finlandia, España, Estados Unidos y su vida. La bailarina, mientras tanto, está rodeada de los artistas con los que trabaja de cerca, creando.

 

Andrea Ladányi & Ákos Bánki

 

Nacida en medio del escenario entra en contacto con diversos elementos mientras emprende su viaje: ritmo, melodía, luz y colores. Liberando su cuerpo de su forma cotidiana, baila libremente y luego casi se disuelve bajo los impulsos que la golpean. Su cuerpo limpio está impregnado de música y cubierto con pintura miscible que gotea constantemente. Al final de la actuación, se deshace de los elementos, la música enmudece y su cuerpo también se limpia. Está de pie sobre su pólvora, pero en las paredes a su alrededor queda el rastro, recuerdos de su baile hasta entonces acometido. Los espectadores pueden ingresar al escenario, ver las imágenes en una galería, ser parte de un espacio completamente reinterpretado con colores.

 

Ákos Bánki es una de las principales figuras de la nueva ola de pintura no-figurativa en Hungría. Es un pintor abstracto total que se relaciona con el accionismo, el expresionismo, pero también el conceptualismo y que pinta no solo con la mano, sino con todo el cuerpo, no solo con la mente, sino con las tripas, los campos de energía que gotean, gotean y fluyen.

Andrea Ladányi & Ákos Bánki

“En sus obras la realidad experimentada se convierte en una manifestación física y psíquica. Dejando la figuración, busca y se cuela en los espacios psicológicos, emotivos, subconscientes del cromatismo y la visualidad para hacerla estallar desde dentro, buscando generar un efecto; es decir, afectar al espectador ” ―dice Róna Kopeczky, curadora y estudiosa especializada en su obra.

 

En este caso, el efecto que genera con su expresión visual forma parte de una improvisación intensa entre Andrea, la bailarina, y los gestos expresivos del pintor. Las obras se desarrollan en frente del público, el cual ya estaría contento al ver la primera imagen acabada; no obstante, el viaje solo ha empezado. El diálogo entre los dos artistas involucra al público en el proceso creativo; así que este puede seguir, en vivo, y ser testigo e interventor del crecimiento de varias obras de arte al mismo tiempo.

Andrea Ladányi & Ákos Bánki
Andrea Ladányi & Ákos Bánki
Andrea Ladányi & Ákos Bánki

 

Andrea Ladányi ha actuado en muchos escenarios alrededor del mundo. Comenzó su carrera como bailarina de Ballet en Győr, en Hungría; luego, bailó en Canadá y Estados Unidos. Fue bailarina solista en el Teatro de la Ciudad de Helsinki y luego en la Ópera de Helsinki. También dirigió el Departamento de Movimiento de la Universidad de Teatro y Cine en Budapest. Actualmente, vive y trabaja entre Barcelona y Los Ángeles. Durante su carrera, también invitó a los grandes de las co-artes a bailar en los campos del cine, la fotografía, la pintura y el teatro. Ella trabaja en colaboración con el baterista Gergő Borlai, quien es un compositor que hasta ahora ha contribuido a la creación de más de 150 álbumes de música, con la finlandesa Jerma Uotinen, por ejemplo, también bailarina, coreógrafa, directora y cantante, y con Gerry Willis, compositor que fundó el Tribal Tech, la banda de fusión progresiva, en 1984.

 

Ákos Bánki es comisario de varias exposiciones en Hungría y es un organizador de arte increíblemente amplio. Ha realizado muchas exposiciones como curador de proyecto, con artistas incluidas en las ferias de arte de invierno y de verano de la Resident Art Feria. Fue el creador de La Galería ROHAM, que es un espacio discursivo artístico y también tuvo un papel importante en el consejo editorial de la revista del mismo nombre.

 

Andrea Ladányi & Ákos Bánki

 

Experiencia sin referencia de imagen es cuando nos encontramos con un espectáculo no conocido anteriormente y en el que no se puede aplicar a nada que existiese hasta entonces. La imagen misma crea algo nuevo para el mundo. Esto es lo que buscan los pintores que se esfuerzan por lograr una abstracción absoluta. La pintura abstracta absoluta intenta evitar la categorización en su totalidad. No se trata solo de cruzar los límites de las formas, sino también los límites del margen de la imagen. En este campo, muchos de los artistas importantes ya han logrado resultados tremendos que son verdaderamente incomparables.

 

Los cuadros de Ákos en sí mismos son aptos para crear la ilusión de que lo innombrable encarna en ellos. El color y el material son la cuerda que permiten que el espectador no se caiga.

 

Las actuaciones con Andrea, en cambio, dan un toque a la satisfacción que brinda la experiencia visual que se actualiza y renueva cada vez, ya que el espectador contempla el material y la forma en constante movimiento. Capturar la permanencia y lo que se puede nombrar en el cambio es otro gran desafío para los espectadores. 

 

Por un momento, la imagen está ahí; tal vez pensamos que sabemos lo que vemos, lo que es exactamente y tal vez nos gusta o nos encanta. Identificamos el material, reconocemos que es una pintura, luego nos atraen las bonitas huellas de la fluidez, el material que se superpone una capa encima de la otra. En este estado de reposo momentáneo, aparentemente todo el espectáculo se mueve, se renueva, se transforma con cada capa que le damos. Un movimiento que no se detiene: no ayuda ninguna cuerda.

 

Andrea Ladányi & Ákos Bánki

 

A Bánki se le conoce como quien pinta espacios psíquicos, con exclusión de la información que puede ser transportada por elementos geométricos. Solo la dinámica de colores juega un papel en sus imágenes a través de las manchas que aparecen. El material, la pintura nunca esconde. Si básicamente las representaciones de los espacios psíquicos son las pinturas de Akos, se deduce inmediatamente que las imágenes son también creadoras de estos espacios. Según las tradiciones culturales orientales y occidentales, hablamos de estado de ánimo, aura, temperatura, efectos emocionales que los colores pueden evocar. El dinamismo y la falta de forma que va al infinito sin marcos y abre perspectivas busca que el espectador no cree sus propias categorías y clasifique el espectáculo. Intenta eliminar la coerción de nombrar junto con el control consciente. Libera, emite el supuesto subconsciente.

 

 

Texto: Kata Soós

Cuidado de la versión española: LM Hermoza y Kata Soós

Introducción: LM Hermoza

 


Kata Soós

Kata Soós

[Budapest, Hungría] DLA: artista y antropóloga cultural. Es profesora en ELTE, Budapest, en temas de antropología estética y antropología visual, metodología cualitativa (2013-2018). Es doctora en Fine Art Academy Budapest y estudió en la Facultad de Bellas Artes de la Universitat Politécnica de Valencia. Se encuentra trabajando en su tesis doctoral en sociología para la Escuela de Doctorado en Sociología - ELTE, investigando en estrategias y prácticas de artista. Concretamente,  se centra en la vida cotidiana y el proceso creativo.

L.M. Hermoza

[Trujillo, Perú] Es licenciado en Filología Románica, Máster en Letras y Máster en E-learning. Ha vivido en Perú, en España y Francia. Lideró la Agrupación cornelista: por un planeta sin humanos, con la que publicó fanzines y realizó recitales y performances en Barcelona y París. Dirigió la revista de literatura La Siega. Co-dirigió 2+. Formó parte del consejo de redacción de la revista Paralelo Sur. Ha publicado, en poesía, La trilogía del signo (2021), que reúne sus tres libros de poesía aparecidos en ediciones ultralimitadas en Londres, Ciudad de México, Lima y Mánchester. En narrativa, ha publicado la novela La madre rata (2020), cuya versión preliminar quedó finalista en dos concursos.

 

Actualmente, en el OJO izquierdo de esta revista.
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