«Sombras de porcelana brava. Diecisiete poetas portuguesas» / «Sombras, incendios y desvanes. Diecisiete poetas rumanas» | Reinhard Huaman Mori
Vaso Roto Editorial | Madrid | 2020 | 400 pp.
Vaso Roto Editorial | Madrid | 2021 | 368 pp.

Sí, lo admito: dedicar la ya escueta extensión que supone una reseña a dos libros puede resultar, cuanto menos, sospechoso, forzado, rácano e —incluso para quien le guste pensar mal—, indecoroso. Lo admito, sí, puede que sí…


Sin embargo, he decidido correr este riesgo ya que mi intención va mucho más allá de la superficialidad que plantea toda primera impresión. Lo que me propongo, más bien, es dirigir la atención del lector y despertar su curiosidad hacia una valiosa y necesaria serie antológica que lleva en marcha desde hace un lustro. En 2016 Vaso Roto Editorial hizo su apuesta por “Sombras”, una atinada colección de poesía que aúna las actuales voces femeninas más relevantes de un mismo país. Así, a las “Sombras” de México, España y Colombia, le seguirán este pandémico año las de República Checa, Serbia, Polonia, Portugal y Rumanía. Quisiera, en un claro afán metonímico, detenerme en estas dos últimas y resaltar las cualidades, los aciertos y los beneficios que entraña un proyecto de semejante magnitud.

 

Porcelana lusa
Vicente Araguas, además de traductor y antologador, es responsable de la edición de Sombras de porcelana brava, volumen que incluye a 17 poetas portuguesas nacidas entre 1955 y 1987. Pese a la disparidad y la diversidad que exhibe la poesía de cada una, es perceptible un rasgo troncal en ellas, una marca de agua delineada por el peso de su tradición: el lirismo de su expresividad. En diversos matices, cierto, pero las autoras aquí reunidas escriben con una delicadeza y una finura exquisitas que, sin importar la crudeza del tema, la contundencia de la tragedia o el desgarrado tono de voz, los versos que leemos jamás resultan disonantes ni desafinados. Tampoco manieristas ni mucho menos retocadamente retóricos. Hay un “saber dezir, saber falar” que es inherente, innegociable e inagotable en la poesía lusa, cuya expresividad está teñida de elegancia, de nostalgia y de melancolía que es de donde proviene, a fin de cuentas, la sobriedad de su belleza.

 

La selección de Araguas se ve condicionada por una tácita línea divisoria zanjada por la historia política del país, repercutiendo directamente en la poética de las autoras. El fin del Estado Novo, aquel oscuro período instaurado por el dictador Antonio de Oliveira Salazar, traza un antes y un después en el devenir nacional de Portugal. No es de sorprender que para las poetas nacidas después de la “Revolução dos Cravos”, en 1974, el peso de la historia sea completamente distinto de quienes sí la padecieron. En la consciencia humana, como en los anillos de los árboles más longevos, está muy bien impregnada la huella de los acontecimientos que mayor preponderancia han ejercido sobre nosotros. Por tanto, la vida no es la misma para quien ha venido al mundo en cautiverio que para quien ha conocido solo la libertad. Las limitaciones y las opresiones sembradas por el régimen colonialista, pacato, conservador, tradicionalista y nacionalista de Salazar son aún palpables entre los versos de Maria Quintans (“oh tú Mário que nos dejaste aquí en este estiércol secular echando los perros a la patria para comérsela a dentelladas con privilegios de cerdo”), al igual que en los de Ana Luisa Amaral, Rosa Oliveira o Ana Marques Gastão.

 

Más cosmopolitas e intimistas son las poetas de la posrevolución, como Claudia R. Sampaio, Rita Taborda, Filipa Leal, Andreia C. Faria, Tatiana Faia, Beatriz Hierro Lopes. Ellas, a diferencia de las que sí conocieron la dictadura, ahondan con mayor recurrencia en la primera persona del singular para potenciar su feminidad y hacer pedazos esa mordaza que las ha silenciado durante décadas. Escribe Claudia R. Sampaio: “porque la mujer puede escoger tener el mundo donde quiera / visto que el mundo no está siempre donde es cierto estar / ni es siempre como aparenta ser, / ni tiene que estar dentro de cosa ninguna.” Sirve también el ilustrativo lirismo de Catarina Nunes de Almeida: “siempre que la mujer recorría la palabra hombre / estaba descubierto el camino marítimo para la India”. ¡Soberbio!

 

Asimismo, son materia de reflexión la apatía y el desarraigo al que nos arrastra esta era cada vez más tecnológica y deshumanizadora. Los libros publicados este nuevo siglo dan cuenta de un Yo amenazado y extraviado, escindido entre el mundo físico y el virtual. La soledad y el aislamiento que generan las pantallas se dejan entrever, aunque con cierta timidez, en forma de confesiones y reflexiones “a voz baja”. Lo clarifica estupendamente el poema “Upload”, de Sara F. Costa: “pero puedo revelarte esta fotografía, / no como antaño, mas / puedo siempre entrañarla en tu subconsciente a través del feed de / tu muro en una de esas redes sociales sin espacio para el debate”. Más categóricos y simbólicos son estos versos de Beatriz Hierro Lopes: “Nadie es verdad en mi tiempo, o en el tiempo en que mis dedos apartan este aristocrático miedo de hablar de sí mismos”.

 

Realismo a la rumana
En contraposición a la estilizada poiesis lusa, la contemporánea poesía rumana se presenta un tanto áspera, rugosa… con una intensidad emocional tan visceral y subyugante que interpela al lector y lo atrapa. Las poetas incluidas en Sombras, incendios y desvanes propugnan una visión más radical de la historia —de su historia—, con una clara tendencia hacia la ruptura de los modelos y paradigmas literarios precedentes. Palpita en ellas una irrefrenable ansia por desintoxicar el lenguaje y desvincularlo de ese tono ideológico que el comunismo más exacerbado intentó imponer mientras duró la República Socialista de Rumania.

 

En ese sentido, la edición preparada por Catalina Iliescu Gheorghiu reúne también a 17 autoras nacidas entre los años 1961 y 1980, todas durante el represivo y brutal gobierno de Nicolae Ceaușescu, que finalizó abruptamente con la "Revolución de 1989". Un significativo hito que ha delineado el presente y el futuro no solo de la nación, sino de sus propios artistas. Ello nos explica en parte el motivo por el cual estas generaciones han crecido con la necesidad de un cambio y que sus poéticas hayan intentado siempre transitar por nuevas y alternativas vías, en las que la experimentación formal y el descreimiento institucional son rasgos destacados. Quizás el mayor éxito de la presente muestra antológica sea que logra captar ese desavenido anhelo colectivo que lucha contra la dogmática situación política del pasado, cuyos residuos, lamentablemente, aún afloran en la enrarecida atmósfera de la sociedad rumana.

Un dato a destacar es que ya en 2013 Catalina Iliescu había preparado otra antología en la misma casa editorial: Miniaturas de tiempos venideros, integrada esta vez por 20 autores, nacidos entre 1940 y 1983, de los cuales la inmensa mayoría son varones. Sin repetir nombres, ambos títulos ofrecen al lector una amplia panorámica del crudo y asfixiante sesgo realista con el que ha sido acuñada la obra de estos poetas. Ahora bien, lo que particulariza a Sombras, incendios y desvanes es el enriquecedor punto de vista femenino sobre un encarnizado acontecimiento compartido: la vida hoy. Así lo expresa Ruxandra Cesereanu: “los hombres dicen sobre las mujeres que son furcias / las mujeres dicen sobre los hombres que son putas / entre furcia y puta solo hay una sonoridad con filo”. Me permito citar también este irónico “mea culpa” de Rodica Draghincescu: “querida nación rumana soy una desertora y reconozco tanto mi culpa como la vanidad de llamarme draghincescu […] querida nación rumana es posible que ya no me reconozcas”.

 

Al igual que ocurre con la poesía contemporánea lusa, la de Rumanía exhibe y goza de una gran multiplicidad de voces y estilos. Estas poéticas de corte individualista difieren una de otra, sobre todo con las generaciones surgidas tras la caída del régimen socialista. Empero, hay un nexo que las traspasa y las reunifica sin violentar su identidad: la crudeza de su realismo. Advertimos una silenciosa consigna colectiva que pasa por no maquillar ni vestir ni ornamentar su cotidiana realidad. ¡Qué necesidad hay de cubrirla, si es más bien su desnudez, con cada una de sus cicatrices e imperfecciones, lo que nos impacta y asombra con feroz contundencia! “Hay personas a las que simplemente te toca soportar, / tal como soportas los paisajes urbanos con colillas, tampones y envases vacíos”, versifica Doina Ioanid. Siguiendo esa línea descarnada y ruda encontraremos también a Svetlana Cârstean, Alice Popescu, Teodora Coman, Ana Dragu, Ruxandra Novac, Moni Stănilă, Andra Rotaru o Domnica Drumea con este insuperable inicio: “no hay esperanza / hay solo inmensas fotografías de grupo”.

 

Por lo anteriormente dicho, creo con firmeza que un proyecto como el de “Sombras” se erige necesario, pues se interesa por “otras” tradiciones y poéticas que dialogan con nuestra actualidad. Pese a verse indebidamente relegadas por literaturas con mayor predominio, como por ejemplo la anglosajona, esta colección las visibiliza y las contextualiza. “Expande nuestros sentidos”, como reza el pregón de Aldous Huxley. Es vital escapar de la tiranía de nuestra comodidad. Debemos siempre adentrarnos en nuevos mares, partir hacia diferentes mundos: viajar no es la única manera de conocer, sino también leer y para ello es imperativo hacerlo con voracidad. En tanto lector, estoy impaciente por tener entre mis manos las sombras checas, polacas y serbias y, si se me permite soñar, tal vez otras provenientes de Asia y África, pero eso ya nos lo dirá el futuro. Por ahora yo tan solo deslizo una propuesta, lanzo una petición al aire como quien arroja una moneda en una fuente de deseos.

 

Empero, antes de poner punto final me gustaría permitirme hacer una salvedad: conviene no olvidar que detrás de toda buena intención se oculta un gran peligro. Es verdad que durante siglos la producción literaria femenina se ha visto —y se sigue viendo— pisoteada, olvidada y ninguneada por el canon y aquello ha provocado que en nuestros días haya una fuerte conciencia por enmendar esta injusticia, no únicamente en lo artístico, sino además en el plano laboral, educativo, político, deportivo. Si esta corriente reivindicativa se alargara en el tiempo y persistiera en regalar concesiones solo por remordimiento, no tardaremos en caer otra vez en divisiones y segregaciones que poco favor nos hacen. Los criterios salomónicos no son la solución, puesto que corremos el riesgo de perder de vista lo que en realidad importa: la poesía. Para quienes disfrutamos a plenitud de ella sabemos que el sexo, el credo o la raza solo cuentan dentro del poema. Fuera de él son mera biografía, un puñado de líneas anecdóticas con ínfulas de presunción. Palabrería…

 


 

reinhard huaman mori

Reinhard Huaman Mori

[Lima, Perú, 1979] Ha publicado los poemarios el Árbol (2007) y fragmentos de Fuego* (2010), así como la plaquette de poesía Ella (12 secuencias) Isabel Archer (2015). Sus poemas sueltos y dispersos aparecidos previamente en revistas, diarios y antologías han sido reunidos y publicados en el volumen titulado E·C·O·S (2019). Fue director de la revista Ginebra Magnolia.

 

Actualmente, es el OJO izquierdo de esta revista.