«La cultura andina existe desafiando al tiempo, a las inclemencias y a su geografía» | Pablo Landeo Muñoz

Reinhard Huaman Mori [RHM] En tu opinión, ¿goza la literatura quechua contemporánea de buena salud?

Pablo Landeo Muñoz [PLM] La salud de la literatura de un país de un grupo social se halla supeditada a la lengua y la de esta, a la de sus hablantes. En el caso de la literatura quechua, en la medida en que los hablantes de esta lengua ganemos representatividad social, tal como está ocurriendo, nuestra literatura contemporánea será también mejor conocida y valorada; en este marco, la autonomía de la lengua quechua respecto del español es fundamental.

Toda literatura que se escriba en contextos de subordinación lingüística, siempre tendrá dificultades para mostrarse saludable; de igual manera, la lengua en que se escriba, asfixiada piadosamente por las ediciones bilingües, revelará la imagen de una lengua desvalida, condenada a la extinción. Al respecto, en Musuq Illa (Krögel, 2021) se hace un estudio interesante y polémico sobre la escritura mana tawnayuq “escritura sin muletas” o sin “bastón lingüístico”. Aquí es necesario precisar que la propuesta de escritura mana tawnayuq va dirigida a los jóvenes escritores quechuas antes que a los de las generaciones anteriores, habituados a la autotraducción y a las publicaciones diglósicas. Planteado por mí, a través de un Qayakuy (manifiesto), el texto fue divulgado en una hoja suelta (Landeo, 2012), posteriormente a través otros medios. El objetivo principal era, y sigue siendo, asentar las bases para lograr la autonomía del quechua a propósito de las celebraciones del bicentenario de la independencia del Perú. En este orden de cosas, la escritura sin traducción y las publicaciones monolingües son estrategias para el logro del objetivo. En lo personal, me propuse cuestionar las literaturas canónicas producidas casi exclusivamente en español, la lengua dominante. En los últimos años, felizmente hay una emergencia de jóvenes que han visto en las publicaciones monolingües una alternativa para salvaguardar la lengua y complejizar la epistemología andina y las discusiones sobre nuestras literaturas. Finalmente, la escritura mana tawnayuq, por estrategia, acepta la traducción de textos quechuas al español u otra lengua. Cito, entre otros, el caso de algunos poemas de Olivia Reginaldo, para el primer número de OJOXOJO, y los de Irma Álvarez Ccoscco, que se publica ahora en este segundo número.

 

[RHM] ¿Piensas que las nuevas tecnologías y la doble vida que llevamos gracias a las redes sociales han beneficiado y hecho más visible y accesible la literatura quechua a más lectores?

[PLM] Las nuevas tecnologías son fantásticas inclusive para generar caos y confrontación; en ciertos casos, es lo que sucede con la divulgación de la literatura quechua y de la misma lengua (véase en Atuqpa Chupan, 2017, un artículo de Marco Vela, quien nos cuenta sus experiencias sobre el aprendizaje del quechua en las plataformas virtuales). Desde los inicios de la pandemia generada por el COVID-19, las redes sociales se han transformado en herramientas claves para la promoción y divulgación de actividades académicas y literarias (presentaciones de libros, ferias virtuales, sustentaciones de tesis, conversatorios, acceso a textos en pdf, etc.), en estos eventos la literatura quechua tiene una presencia importante.

Parafraseando a Vallejo, ahora nos sentamos y viajamos.

 

[RHM] En tanto autor, traductor, docente y editor, ¿cuál crees que pueda ser la mejor manera de impulsar y difundir la literatura quechua?

[PLM] Todo recurso o estrategia encaminada a la difusión de la literatura quechua es apreciable. Reconozco que los textos bilingües han desempeñado un papel importante y lo siguen haciendo, pero ahora es primordial comprometerse con el futuro del quechua desde las publicaciones monolingües; como es de nuestro conocimiento, en las diglósicas, el quechua, o cualquier otra lengua subalterna, solo cumple un acto presencial, una función pasiva por la que la mayoría las obvia (inclusive los quechuahablantes coordinados, por falta de hábito), sin siquiera hacer el mínimo esfuerzo por leerlas. En este sentido, el activismo, la militancia por la autonomía del quechua, y no solo por valorar y difundir su literatura desde el español, debe ser el objetivo común de todos los involucrados en el tema.

Una de las plataformas importantes que incentiva la escritura y la difusión de la literatura quechua son los concursos de narrativa y poesía auspiciados por la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga (2016), Universidad Nacional Mayor de San Marcos (2018), revista Atuqpa Chupan (2019) y sorprendentemente la revista Caretas (2020), desde el concurso “El cuento de las mil palabras” versión en lenguas originarias. En poesía: Universidad Nacional Mayor de San Marcos (2016) y Defensoría del Pueblo (2019). Por cierto, no puedo dejar de mencionar a los concursos de narrativa y poesía auspiciados por la Universidad Nacional Federico Villarreal, desde hace buen tiempo. A los eventos mencionados, incluyamos la edición de revistas en quechua, algunas efímeras otras, a pesar de cierta permanencia, no lejos de la agonía: Atuqpa Chupan Riwista, Noqanchis, Kallpa, Ñawray; la recién nacida Urqutanpu y la próxima Unaypacha Rimanakuypaq. En los dos últimos casos, es importante señalar el posicionamiento espacial: Abancay y Andahuaylas (Apurímac), puntos estratégicos desde donde tienen la posibilidad de circular por la región sur peruana (Huancavelica, Ayacucho, Apurímac y Cusco) departamentos con una presencia considerable de quechuahablantes.

Reafirmo lo mencionado, las redes sociales desempeñan un rol significativo en tanto los lectores se habitúen a leer publicaciones virtuales o participen de eventos relacionados con el tema; sin embargo, las ediciones físicas son cruciales para cubrir la demanda de lectores que no tienen las posibilidades de acceder a las nuevas tecnologías comunicativas. El libro en físico es una evidencia incuestionable de que el quechua tiene el estatus de lengua escrita, como cualquier otra. Este detalle es trascendental, porque impugna la idea de que el quechua es una lengua asociada al pasado, al retraso, propia de un sector social que aparentemente no sintoniza con el ‘país Lima’.

 

4

[RHM] Diriges la revista de literatura Atuqpa Chupan en un momento en que la vida parece haberse detenido y en el que la cultura sufre muchos estragos. En tanto editor, cuáles son las orientaciones y/o lineamientos de la revista? ¿Podrías, Pablo, contarnos brevemente cuándo empezó, se ha ido desarrollando y cuánto tiempo tiene?

[PLM] Atuqpa Chupan, además de dedicarse a la difusión de la literatura y la oralidad, es también un espacio de difusión de artículos de crítica literaria y científica; en ella se discuten temas de educación intercultural bilingüe, antropología, lingüística quechua, temas de preservación del medio ambiente, experiencia agrícolas, etc. Entre los años 2002 y 2003, estudié en la Facultad de Letras de San Marcos, la maestría en Literatura Peruana y Latinoamericana. La oportunidad fue inmejorable para conocer a algunos amigos y profesores de Letras, entre ellos al doctor Gonzalo Espino (por entonces mi profesor y luego asesor de mi tesis). En diciembre del 2010, el profesor Espino había organizado un taller de lectura y discusión de poesía quechua, actividad a la que asistí en dos oportunidades; en la última, luego del evento salimos de Letras, por la inevitable puerta 3, atravesamos la pista y recalamos en uno de los restaurantes. Bebimos fuerte, en celebración de la poesía quechua. Allí, en una de las chinganas, nació el compromiso de continuar con nuevas lecturas de literatura quechua (la idea le corresponde a Edwin Chillce Canales y también la invitación para sumarme al proyecto). Carlos Espinoza, Yuli Tacas, entre otros, aceptamos reunirnos durante el mes de enero del 2011, en la Casa de la Literatura Peruana y estuvimos allí. Algunos teníamos al quechua como lengua materna; otros, desarraigados por la violencia senderista, en la etapa del balbuceo, habían asumido el compromiso de aprenderlo. Ayacucho, Huancavelica, Apurímac, tenían a sus representantes leyendo y discutiendo sobre literatura quechua o lecturas vinculadas a ella. Las discusiones y lecturas eran plenas de entusiasmo, de aproximación a la lengua quechua, a la vida y culturas andinas. Concluida la primera reunión, lamenté que todo quedara en palabras. En la siguiente, propuse la idea de crear una revista en quechua. La propuesta fue aceptada. Para una reunión posterior cada participante pensaría en el nombre de la revista.

Para la siguiente semana, no recuerdo bien si alguien había pensado en el acuerdo anterior, pero yo tenía una propuesta y también la justificación: Atuqpa Chupan Riwista. El nombre y la justificación fueron aprobados de manera unánime; por obvias razones, pienso, me designaron la responsabilidad de dirigirla. El nombre de la revista se inspira en los zorros de Ritos y Tradiciones de Huarochirí; conocedores de la consciencia de los hombres, de las cosas que sucedían en cada pueblo, estos zorros se sustentaban con su trabajo igual que los seres humanos de entonces e igual que ellos tenían el don de la palabra. Luego de un silencio prolongado y estratégico, ellos reaparecen en la novela póstuma de Arguedas y en la actualidad continúan vivos, andando entre nosotros. El nombre de la revista también se inspira en los cuentos de zorros que iluminaron mi infancia, en la mágica cola del zorro, atuqpa chupan que cargamos los afortunados; finalmente, se inspira también en la multitud de zorros que acompañaron los funerales de Arguedas, como lo he manifestado en Riqsichiy “Presentación” del primer número, que se edita en noviembre del mismo año. Desde entonces se han publicado 6 números. Han transcurrido 10 años, casi todos los co-fundadores se fueron alejando, por razones diversas, felizmente no faltan soñadores como Olivia Reginaldo, Jenny Huamán, Dominga Taipe o Melquiades Aléndez quienes se han sumado posteriormente. Con ellos hacemos posible la continuidad del proyecto. El trabajo de publicar una revista, con cierta continuidad, no es sencillo; lo sabes tanto como los de Atuqpa Chupan.

En esta parte, no quiero descuidar lo relativo a las ilustraciones de las distintas portadas y cortinas interiores, paratextos que constituyen un corpus discursivo todavía no estudiado; en este orden de cosas, vayan mis agradecimientos a Alex Ramos Arancibia, Sonia Estrada Melgarejo, Teófilo Villacorta Cahuide y Silvia Bueno Roller. Es increíble, hallar “en un momento en que la vida parece haberse detenido” amigos de espíritu desprendido para poner a disposición de Atuqpa Chupan, su arte, sus conocimientos y su tiempo. La pandemia nos cogió fuerte, distanciados, casi en la agonía, pero atuqqa atuqmi los zorros mueren difícilmente. Ahora trabajamos el N°7, edición que saldrá pronto con un suplemento dedicado a los ganadores del Primer Concurso Internacional de Narrativa Quechua, convocado por esta misma revista.

 

3

[RHM] ¿Los actuales autores en quechua tienden a mirar más hacia su propia tradición o se muestran más inclinados hacia el canon occidental?

[PLM] En el contexto de la narrativa quechua y la misma lírica se experimenta la apertura del canon quechua hacia el de Occidente, pero no necesariamente con el afán de parecérsela, mucho menos de imitarla. Las literaturas de cada espacio y época poseen sus propias marcas estéticas y culturales. Ahora hay un deseo permanente por renovar la literatura quechua desde diversos aspectos: temas, estilos, estructuras, espacios de enunciación, ediciones monolingües y trilingües que se suman a las tradicionalmente bilingües. En este contexto remarco el espíritu renovador de Olivia Reginaldo, donde el yo poético transita por los espacios intrincados del subconsciente, en una búsqueda de lo infinito sin abandonar el locus de enunciación, la condición andina (véanse Atuqpa Chupan, el primer número de OJOXOJO, Musuq Illa y la Revista Temporales. Asimismo, surge T’aniwi (Palomino, 2020), poesía visual que perturba toda la tradición lírica quechua; a ellos se suma la fulgurante poesía concreta de Killapa Chukchan (Pariona, 2021) y el nacimiento inusual del dadaísmo en “Manifiesto humano qichwa simita Dadá” (Bendezú, 2021), que esperamos sea la punta del iceberg de un libro a publicarse pronto.

En narrativa, la situación es distinta porque el género exige un mayor esfuerzo (Porfirio Meneses, José Oregón Morales y Sócrates Zuzunaga, son casi los únicos escritores con trayectoria reconocida). No obstante las limitaciones, destaco la aparición del cuento “Upa Tankayllu” (Núñez, 2018a; 2018b) cuento que obtuvo el 2º y 1º puesto, en dos concursos de narrativa quechua; de igual manera al ganador del concurso “El cuento de las mil palabras, en lenguas originarias” organizado por la revista Caretas (Carrillo, 2021). Anuncio asimismo el dossier que publicaremos próximamente en Atuqpa Chupan N°7 con los cuentos ganadores del concurso que organizamos: “Wañuypa qipampi”, Juan Luis Espinoza Chinchón, 1º puesto; “Bartulu Wamanipa Wallpan”, Eleodoro Paucar Castillo, 1ª mención horosa, entre otros.

Modestia aparte, también cito mi novela Aqupampa (Landeo, 2016), Premio Nacional de Literatura 2018, en lenguas originarias; mi reciente libro de cuentos Lliwyaq (Landeo, 2021a) y Limapaq Runasimi (Landeo, 2021b), donde asistimos a una desterritorialización del quechua; es decir, el uso de esta lengua en contextos urbanos como Lima.

 

[RHM] Generalmente, usamos el quechua para referirnos a lo que es en sí una familia de lenguas. ¿Esta variedad lingüística se ve reflejada en la literatura quechua contemporánea, ya sea en estilos, motivos, formas?

[PLM] El quechua, en sus diversas variantes experimenta un fortalecimiento inusitado; sin embargo, la que demuestra mayor fertilidad es la sureña (la que se habla en Ayacucho, Huancavelica, Apurímac, Cusco y Puno, que trasciende, con algunas particularidades, hasta Cochabamba, Bolivia). Esta fertilidad se gesta en los tiempos de la colonia porque fue con la denominada “lengua general” (lengua administrativa), antecesora de la actual variante sureña, que se escribieron los lexicones y todo lo relativo a las retóricas de la evangelización (sermonarios, tratados, obras teatrales, etc.); pero también las obras teatrales de los años 20 de la década pasada (sobre el desarrollo de la literatura quechua, en particular para la primera mitad del XX, véanse Itier, 1999; Durston, 2014; 2019; y para la actualidad Espino, 2019; Landeo, 2019; Itier, Landeo, 2021) Posteriormente, la variante sureña será ampliamente utilizada en trabajos de recopilación de relatos orales, estudios antropológicos, lingüísticos, etc.

 

[RHM] Sin ánimo de generar polémica, sino de conocer un poco más el actual panorama literario quechua, ¿qué poetas y narradores/as llaman más tu atención?

[PLM] A mi respuesta anticipada en la pregunta 6, añado en poesía Nina Qallu (Borda, 2018), Parawayraq Chawpinpi (Córdova, 2020) Premio Nacional de Literatura 2020; Musqu Awaqlla (Cáceres, 2021); finalmente Irma Álvarez Ccoscco, cuyos poemas y performances circulan por las redes sociales y revistas de literatura (Alvarez, 2020).

 

[RHM] Como escritor residente y docente de quechua, ¿qué significa enseñar la lengua y la cultura quechua en lugares tan alejados del Perú, como lo hiciste en su momento en París?

[PLM] Enseñar quechua en el Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales, París, significó continuar afirmando el mito del “oro de los incas” (jajá). Me refiero al sentido metafórico de la frase. En Francia, y en el contexto académico de otros países europeos, el Perú y sus vecinos así como México y otros territorios no dejan de ser espacios atractivos para distintos trabajos de investigación; en este sentido, enseñar quechua, narrar las distintas prácticas culturales andinas, particularmente huancavelicanas, que son las que mejor conozco por mi procedencia, no fue sino mantener encendido el fuego que genera la ansiedad de conocer y estudiar los Andes.

Por cierto, toda esta expectativa es también el resultado de un trabajo en conjunto con el profesor César Itier, responsable de la enseñanza de esta lengua en el INALCO y, junto a él, la contribución de andinistas convictas y confesas como Valérie Robin Azevedo, Rosella Martín, Evelyne Mesclier, quienes asumieron en su debido momento, la enseñanza de distintas asignaturas vinculadas a aspectos antropológicos, históricos y geográficos. También es importante resaltar la experiencia de haber participado junto con los estudiantes desde la asociación que fundaron: Amériques. Esta, a través de distintas actividades culturales, contribuye de manera permanente a visibilizar la enseñanza del quechua en París.

Enseñar esta lengua en el INALCO, significó asimismo aprender mi propia lengua, valorarla, descubrir mi nacionalidad andina; luego, emprender la aventura de la escritura. El quechua y París transformaron mi forma de apreciar los Andes, de celebrar la vida y lamentar sus infinitas muertes. Me obsequió la feliz posibilidad de interactuar con mis estudiantes, de compartir momentos inolvidables en el contexto académico y social, como lo ocurrido el 02 de abril de 2019, la celebración del Premio Nacional de Literatura por mi novela Aqupampa (INALCO, 2019).

 

aqupampa

[RHM] ¿Opinas que en el Perú aún se mantiene la mirada “paternalista” hacia la cultura andina?

[PLM] Es una vieja tendencia, rezagos de una mentalidad colonial que felizmente se va superando. La cultura andina no requiere de ninguna actitud ni pose paternalista. Ella existió y existe desafiando al tiempo, imponiéndose a las inclemencias y dificultades propias de su geografía. Sobrevive superando la suma de violencias. Son los que asumen una pose paternalista los que necesitan de los Andes y de los andinos.

 

[RHM] ¿Cómo convive el quechua y el castellano en ti? Es decir, al momento de escribir, ¿te supone algún conflicto o ambas tradiciones conviven en ti en armonía?

[PLM] En mi caso, ambas lenguas se alimentan del mismo pan y en paz. Por otra parte, la experiencia de enfrentarse a la página en blanco es la misma ya sea en quechua, en español, en inglés, etc. Los fantasmas son los mismos, el acto de la creación es una y exige la misma hecatombe.

 

[RHM] Eres el autor de la primera novela en quechua, Aqupampa. ¿Qué ha supuesto ello para ti, no solo en el ámbito personal, sino también en el plano literario quechua?

[PLM] En principio, me permitió visibilizar mi procedencia andina y quechua. Para escribir la novela recordé desde París a todas las madres que tuve en mi pequeña comunidad. Acudí a sus voces, a sus recuerdos; hice una novela, del amor que ellas dispensaron a una wawa de destino incierto. Aqupampa me otorgó algo nunca antes imaginado: el primer Premio Nacional de Literatura, establecido por el Ministerio de Cultura, para el caso las lenguas originarias. Un hecho sin precedentes.

 

[RHM] ¿Cuáles son tus próximos proyectos literarios?

[PLM] Luego de la publicación de mi libro de cuentos Lliwyaq, ahora prosigo con la escritura de Warmikua (título provisional), segunda parte de la novela Aqupampa, pero que también se puede leer de manera independiente. Finalmente hay un personaje de Aqupampa, cuya existencia queda en el misterio y se erige como probable protagonista de una tercera novela. Por otra parte, preparo la publicación de mis libros de poesía en español, un libro de cuentos de los noventa, relatos de principiante (jaja). Luego, otro proyecto mayor, de carácter académico, cuyo sustento es la literatura oral quechua, la publicación de mi tesis doctoral: Del degollador a las almas en condenación ¿Por qué cambian las preferencias narrativas? Tradición oral quechua de Huancavelica, tesis sustentada en marzo último en la Universidad Sorbona de París.

lliwyaq

pablo 1

Pablo Landeo Muñoz

[Huancavelica, Perú] Poeta y narrador. Publicó los libros de poesía Los hijos de babel (2011) y Nocturnos (2015); en narrativa, los libros de cuentos Wankawillka (2013) y Lliwyaq [17 cuentos en quechua] (2021); así como la novela Aqupampa (2016), todos en quechua. El 2018, la mencionada novela  obtuvo el Premio Nacional de Literatura (en lenguas originarias) otorgado por el Ministerio de Cultura. Es profesor de quechua e investigador de su tradición oral desde el 2014, en el INALCO, París. Landeo es también traductor del quechua-español-quechua.