“Kloaka & los subterráneos”, de Roger Santiváñez | Manuel Illanes
Pesopluma editorial | Lima | 2021 | 287 pp.

Publicado en 1928, Calle de sentido único de Walter Benjamin reúne una serie de aforismos y reflexiones escritas por el crítico alemán durante los años 20 del siglo pasado que transitan por una diversidad de temas muy amplia, siendo uno de los más llamativos entre los que trata la consideración de la turbulencia social y política que se vivía en la República de Weimar, previo al crack de Wall Street del año 29. Benjamin aborda en algunos de estos aforismos el papel jugado por la literatura en una etapa como la atravesada en aquel entonces por Alemania. Así, en “Gasolinera”, texto inaugural del libro, nos dice lo siguiente:

“En este momento, la construcción de la vida se halla mucho más bajo el dominio de hechos que de convicciones. Y ciertamente de una clase de hechos que casi nunca ni en lugar alguno han constituido la base de convicciones. En estas circunstancias, la verdadera actividad literaria no puede aspirar a desenvolverse en el marco literario: esta es más bien la expresión usual de su infructuosidad. La eficacia literaria significativa solo puede nacer del riguroso intercambio entre acción y escritura: ha de plasmar en folletos, opúsculos, artículos periodísticos y carteles, las modestas formas que corresponden mejor a su influencia en comunidades activas que el pretencioso gesto universal del libro. Solo este lenguaje instantáneo se muestra activamente a la altura del momento”.

Lo que encontramos cristalizado aquí es una suerte de poética que nos habla acerca de la tarea que debe asumir la literatura en tiempos de crisis, como los que se avecinaban para la nación teutona, en conjunto con un rescate de la labor literaria entendida como actitud vital, fusión de arte y vida que sobrepasa los estrechos límites de la página escrita.

Pienso en esta tarea de la literatura, postulada por Benjamin, a propósito de Kloaka & los subterráneos: el instinto de vivir, texto aparecido el año pasado en Perú, resultado de la publicación de la editorial Pesopluma. El libro de Roger Santiváñez es un tributo al movimiento que le tocó liderar a principios de los años 80’ y a toda la gente que los acompañó generacionalmente en ámbitos como la música y la pintura. En ese sentido, la ambición del libro es presentar de la forma más completa posible la escena artística peruana que respondió a un momento específico de la historia del país andino, aquel signado por el conflicto interno entre el Estado y Sendero Luminoso, que dejó un saldo de más de 70.000 muertos. Luis Fernando Chueca comenta en el prólogo del libro, refiriéndose a la amplitud y diversidad de esta escena artística:

Kloaka & los subterráneos ofrece así memorias fragmentarias del circuito contracultural limeño de ese tiempo —o contra ese tiempo— sobre las que volveré en un instante. Antes, me interesa proponer que no es posible dejar de lado, respecto de la ocurrido con dicha escena under o andesgraund, los diálogos e intercambios, explícitos o no, y muchas veces tensos, con varios otros proyectos en el campo cultural de esos mismos años. En poesía, música, cómic, teatro, plástica, narrativa, performance, y en diversos lugares de encuentro o espacios de circulación, los participantes de la “estructura de sentimiento” —como diría Raymond Williams— que recorre este libro coexistieron o confluyeron con otros con los que compartieron, a pesar de las diferencias e incluso disputas por la legitimidad, un cierto espíritu de época que aún se debatía entre la afirmación de un horizonte utópico imaginado desde el discurso de la revolución socialista y la amenaza del derrumbe o abandono definitivo de éste”. p.21.

La necesidad de traspasar los límites de la literatura tradicional —mencionados por Benjamin en Calle de sentido único— se encuentra registrada en este libro acompañando las distintas estrategias neovanguardistas que el movimiento Kloaka utilizó para dar un peso mayor a su mensaje, trasmitido básicamente a través de algunos manifiestos aparecidos durante 1983 y 1984. Esta necesidad se refleja muy bien en la inclusión de performances, números musicales y pinturas de gran formato que tuvo lugar en los recitales realizados por el grupo; tanto así como en las lecturas que buscaban ampliar la audiencia que era la receptora habitual de esos eventos, una de las premisas básicas de Kloaka, tal como lo afirma Roger Santiváñez hablando del recital poético ofrecido en el bar La Catedral:

“Y empezó la fiesta. Salsa a todo volumen por los parlantes de local. La cerveza corría a raudales. De repente, principiaron a llegar los habituales parroquianos de bar: todo el lumpen que operaba en la zona. Con esto cumplíamos con una de las propuestas centrales del Movimiento Kloaka; es decir, mezclarnos, estar allí, vivir con la gente de carne y hueso de nuestro país, con aquellos —verbigracia, el lumpen— que moran (sobreviven) entre los límites de la ley y la marginalidad”, p. 67.

Esta búsqueda no se planteaba sólo en términos exclusivamente formales o “artísticos”; se encuentra en función del objetivo básico del movimiento, que es posicionarse frente a la situación política y social peruana, tal como se evidencia al leer los manifiestos de Kloaka (pp. 233-245 del libro) o el texto aparecido en El diario de Marka, el 1 de febrero de 1983, referido a la masacre de 8 periodistas en Uchuraccay que comienza con una lectura severa del momento: “Tal como Kloaka anunció en una entrevista reciente, la sociedad peruana ha llegado a un punto demencial de destrucción, hasta los límites de la violencia irracional, absurda y terrible”, p.70.

Y es que existe una interrelación íntima entre el momento histórico que vivía el Perú durante el gobierno de Belaúnde y la forma, la configuración de corte anarquista que adopta Kloaka para confrontar la crisis. Así lo expresa el mismo Luis Chueca, quien, en el libro Entre la utopía y el desencanto realiza un análisis conceptual e histórico de las neovanguardias poéticas del Perú que figura en el prólogo del texto, editado por Gonzalo Geraldo y publicado por editorial Cinosargo. Discutiendo del contexto de crisis ya mencionado, Chueca dice: “En este contexto, el proyecto de nación que se veía con expectativas en los 70, y las utopías nacionales generadas por los poetas de esos años y plasmadas en sus textos, pierden asidero. Lo que hay es creciente caos, violencia, desempleo, descomposición social, rebasamiento de toda institucionalidad, crisis económica, precarización generalizada. En ese contexto surge Kloaka, en 1982”.

Pero aunque el contexto histórico determina en una medida importante el accionar del movimiento, el trabajo grupal de Kloaka, de la movida subterránea en el plano de la música, de la plástica de Huayco, rebasa la apreciación de fungir como mera respuesta a dichas condiciones: la aplicación de una política artística cercana al DIY (“Do it Yourself”, “Hazlo por ti mismo”) del punk que se revela en la autogestión de lecturas, exposiciones y conciertos; los lazos establecidos con pintores y músicos y otros actores culturales para ofrecer un frente unido con el cual confrontar la situación extrema; las actividades del Comité Killka efectuadas fuera del marco tradicional de los espacios artísticos consagrados y que apuntaban a recuperar la calle para la poesía y el arte en general: todo eso nos habla de una voluntad de ir más allá de las circunstancias dadas, de generar respuestas nuevas para la crisis; siguiendo las palabras de Benjamin en las famosas Tesis sobre el concepto de historia, Santiváñez vislumbra dicho momento histórico en Kloaka y los subterráneos y destaca en el Movimiento y la movida artística de los 80 el anhelo de “apoderarse de un recuerdo tal como éste relumbra en un instante de peligro. De lo que se trata para el materialismo histórico es de atrapar una imagen del pasado tal como ésta se le enfoca de repente al sujeto histórico en el instante de peligro”. El “instante de peligro”, la quiebra institucional del país durante esa década, es encarado aquí desde una instancia colectiva: la misma estructura coral del libro, que aún escrito desde la perspectiva de Santiváñez, hace confluir los caminos plurales de músicos, pintores y poetas desde la crónica, desde las memorias, desde los distintos artículos, es una demostración de esto; de igual manera que la recuperación de afiches, fotografías, documentos periodísticos de la época, magníficamente integrados al corpus del libro, que parecen dar cuenta del Zeitgeist precario, al borde de la locura, que caracteriza esos años. Todo el arco extenso de vidas, acciones de arte, lujuria de vivir en pleno incendio —ofrecido al lector por un testigo de primer orden de ese período— encuentra en este libro un espacio privilegiado, espacio que nos permite apreciar hoy en día el panorama de la turbulencia feroz que significaron esos años para el Perú con un interés renovado: el de pensar, con Benjamin una vez más, acerca de las alternativas que brindan la literatura y el arte en tiempos de crisis.

 


Manuel Illanes

Manuel Illanes
[Santiago, Chile, 1979] Maestro en Letras Mexicanas por la UNAM. Ha publicado los libros de poesía Tarot de la carretera (Fuga, Santiago, Chile, 2009), Crónica de Tollan (Piedra de Sol, Santiago, Chile, 2012; La Ratona Cartonera, Cuernavaca, México, 2013), Memorias del inframundo (Mantra Ediciones, Ciudad de México, 2016), Paraíso inc. (Ediciones Ojo de Golondrina, Ciudad de México, 2018), Diario de la peste (G0 Ediciones, Santiago, Chile, 2019) y Paisaje con ruinas (Gravity’s Rainbow, Ciudad de México, 2021). También figuran poemas suyos en las antologías Chile mira a sus poetas (Pfeiffer, Santiago, Chile, 2015); Residencia temporal: seis poetas chilenos en México (Aldus, Ciudad de México, 2016) y Evocaciones de la Torre Latinoamericana (Ciudad de México, 2021).