La primera entrega del amplio proyecto narrativo puesto en marcha por Miguel Rodríguez Liñán, uno de los más poderosos narradores de la diáspora peruana, es una verdadera tentación desde cualquier ángulo de mira. Bajo el curioso título de Cartas a Mauro de su hijo Guillén (La Siega Editoral, París 2021) en realidad se oculta un monstruo multiforme. Reflexión sobre el exilio. Ensayo sobre el destino de la poesía. En el entramado de esta entrega (Manuscritos del mar muerto y recontra muerto) estamos también ante la estrategia de diseñar la vida cambiante e incierta de unos latinlovers a la deriva, coleccionistas de experiencias, amores y emociones entre la euforia de la fiesta eterna y las caídas del alma subsiguientes, las resacas, las depresiones frente a una sociedad a la que no terminan por integrarse ni comprender al tiempo que sueñan con grandezas en sus precarias condiciones de vida: el golpe afortunado de algún chanchullo, las grandes obras pictóricas o el poema eterno.
Con una prosa envolvente y por momentos cautivadora, el narrador nos lleva hacia los secretos tragicómicos de existencias muchas veces mediocres y en otras iluminadas, pero siempre llenas de gracia. Así y todo no nos dejemos obnubilar por la prosa del narrador. O tal vez sí, pero siempre teniendo en cuenta que en el fondo arde una hoguera.
En un «trencito casi aéreo» llega desde Yungay hasta Praga el pintor Guillén quien ahí tuvo «una visión de Kafka y de los reyes de Bohemia.» Ese trencito tan singular y esas visiones se convertirán en la materia envolvente de la reflexión sobre exilios y aspiraciones estéticas. Gracias a la estrategia de los manuscritos diseñados por ese pintor delirante, los protagonistas no disimulan el objetivo de sueños irrealizables en las condiciones en las que sobreviven.
A través de narraciones, cartas y textos que hacen de crónicas, el narrador nos pone ante la realidad de unos poetas y artistas tercermundistas que se cruzan y encuentran en París, la metrópoli con la que gran parte del «poetariado» sueña, y por la que finalmente muchos pasan, y algunos se quedan para deambular por sus calles, muchas veces en el desamparo o en el verdadero infierno del alcohol y la droga.
Este híbrido de crónica existencial y reflexión ética y estética arranca bajo la apariencia de un relato más sobre la penúltima bohemia de unos sedientos admiradores de las mejores cervezas del mundo. En Praga precisamente. Y evoluciona a lo largo de sus más de trescientas páginas de letra menuda hasta desembocar en una poderosa reflexión sobre el ser, las identidades y el cosmos. Es también una crónica porque todos los personajes llevan los nombres propios y las características de los hombres y mujeres de carne y hueso que uno puede identifiar actualmente en París, peruanos, chilenos, colombianos, mexicanos. Pero sobre todo peruanos, poetas, funcionarios, narradores, pintores de la generación 70-80, peruanos como cancha, tantos y tantos que visto desde la sociología Manuscritos del Mar muerto puede ser también considerado como un documento de la vida en el submundo parisino de artistas que todavía sueñan y también de los amargados por la existencia.
El conjunto de esta masa narrativa en la que unos y otros confrontan sus opiniones termina desembocando en la intensa reflexión sobre el destino de los hombres en general, del arte, de los artistas en particular y, sobre todo, de la relación con el cosmos. Es particularmente conmovedor el paseo con Vallejo por los lugares emblemáticos de la ciudad-mundo en la que se ha convertido la ciudad parisina del siglo XXI. Sí. Todo el conjunto es una demostración de fuerza y el intento de hacer pasar por real lo imaginado. Vallejo compañero de andanzas del personaje-narrador que lo tutea, al que le habla con la confianza de un admirador. «Últimamente andas muy presente por aquí –le dice. Como una maldición recurrente, por todos sitios te veo…» Vallejo compañero en las noches de bohemia. Vallejo en los lupanares. Vallejo a orillas del Sena. Vallejo en la Basílica de Saint Denis discutiendo con el santo patrono de París sobre el sexo de los ángeles. Vallejo en Aubervilliers, en el círculo de poetas fundado por Charlie. El arte de la imaginación en su mayor esplendor.
Cabe sin embargo anotar que ese círculo (Confederación de Poetas Peruchos en París –CPPP & Cia–) y su líder máximo son reales. El lector los reconocerá en la noche alucinada de la despedida porque el creador del círculo se regresa al país ya que «aquí todo está muerto».
Foto Notas de navegación.
Jorge Nájar
[Pucallpa, Perú, 1946] Transcurrió su infancia y adolescencia en diferentes ciudades de la Amazonía peruana. En 1973, publicó su primer poemario, Malas maneras. Ganador del Premio Copé de Oro en 1984, con su libro Finibus terrae. En 2001, con Canto ciego obtuvo el Premio Juan Rulfo de Poesía convocado por Radio Francia Internacional y la Maison de l'Amérique Latine. Su libro de poesía más reciente, Hotel Universo, fue publicado dentro del marco del V Festival internacional de Poesía, Primavera Poética. Lima, 2017. Como traductor de poesía Jorge Nájar ha organizado una antología de Poesía Contemporánea de Expresión Francesa (Pontificia Universidad Católica del Perú, El Manantial Oculto, Lima, 2003). En narrativa, ha publicado: Penúltima Odisea y otras ficciones, Ediciones San Marcos, Lima, 2007. Vallejo y la célula non plus ultra, Ediciones Altazor, Lima, 2010. El Alucinado, Editorial Summa, Lima, 2013. El Árbol de Sodoma, Editorial Summa, Lima, 2014. César Vallejo, La Vida Bárbara, Sinco Editores, Lima 2019. Y en 2022 nos entregó Contra la barbarie, Ediciones Tierra Nueva. En Sinco Editores nos entregó A orillas del infierno, y también Los poemarios fantasmas de César Vallejo. Toda su poesía ha sido traducida al francés y publicada en Editions Folle Avaine. Reside en París